19 abril 15
Mar de rosas, libres horizontes, azul cerúleo, la paz del mundo y su dulzura, Flor y Vadinho enamorados. Y súbitamente la borrasca, el temporal, el cielo encapotado, la guerra sin cuartel, la abominación, la prohibición cayendo sobre Flor y Vadinho.
Un tanto atribulado por sentirse culpable de los acontecimientos -¿no había sido él quien comenzara a levantar aquel castillo de naipes, incapaz de resistir el soplo de la menor averiguación?-, Mirandão, moralista con humos de filósofo, reflexionaba:
- Ya ves..., ¿qué garantía puede tener uno? Ninguna... Hasta un motor de camión, cuando se adquiere, tiene garantía por seis meses... Y en cambio cuando uno piensa que está instalado firmemente en la vida, el santo cae de las andas y se convierte en basura...
Doña Flor y sus dos maridos, Jorge Amado
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