viernes, 25 de diciembre de 2015

Los últimos soldados de la guerra fría

9 agosto 15

En la fase de apelaciones del juicio, el gobierno de Cuba resolvió reforzar la defensa de los cinco.
El escogido fue el peso pesado Leonard Weinglass, conocido personaje de los tribunales americanos. Titular de una cara y afamada oficina de abogados de Nueva York, Lenny Weinglass, que contaba en aquel entonces con sesenta y siete años, se había hecho popular como defensor en algunos de los más polémicos y controvertidos casos judiciales de los Estados Unidos. En su agenda de clientes se encontraba Jane Fonda, procesada por el gobierno de Nixon después de realizar un viaje de solidaridad a Vietnam del Norte; el analista militar Daniel Ellsberg, responsable por la divulgación de documentos secretos de los Estados Unidos, los llamados Papeles del Pentágono; la activista negra Ángela Davis; los dirigentes del Ejército Simbionés de Liberación, responsables por el secuestro de la millonaria Patricia Hearst, y los Panteras Negras, partido revolucionario creado por los líderes negros Huey Newton y Bobby Seale. La más joven de todos sus clientes tenía apenas diecinueve años al ser acusada –era Amy Carter, la hija menor del presidente Jimmy Carter, procesada en 1987 al denunciar a la CIA por el reclutamiento de agentes entre alumnos de la Universidad de Massachusetts, donde ella estudiaba–. Antes de responder a la invitación de Cuba, Weinglass viajó a Miami y leyó todo el proceso, decidiendo que participaría de la defensa de los cinco. E informó a La Habana que trabajaría pro bono, o sea, sin cobrar honorarios, tal como hiciera, por cierto, en la mayoría de los casos citados.

Los últimos soldados de la guerra fría. La historia de los agentes secretos infiltrados por Cuba en organizaciones de extrema derecha en los Estados Unidos, Fernando Morais.

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