jueves, 9 de julio de 2015

Doña Flor y sus dos maridos

7 mayo 15

Y con los ojos encendidos concluyó:
–Miren cómo se menea. La cara seria, pero las caderas –¡miren ahora!– de lo más sueltas, hasta parece que alguien se las está palpando… Un felizote, ese doctor…
Del brazo del marido, sonreía mansamente doña Flor: ¡ah!, esa manía de Vadinho, de ir por la calle tocándole los pechos y los cuadriles, revoloteando en torno a ella, como si fuese la brisa de la mañana. De esta limpia mañana de domingo, en la que doña Flir va de paseo, feliz de la vida, satisfecha con sus dos amores.

Doña Flor y sus dos maridos, Jorge Amado

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