jueves, 9 de julio de 2015

Los muros de agua

2 abril 15

–Es que se les va a aplicar todo "el rigor de la colonia".
Esta breve frase abría un mundo inimaginable para los cuatro camaradas. "Entonces –pensaban– se va a desatar todo el odio sobre nosotros". El odio del hombre, el odio de clase. Porque se odia históricamente, se odia como una función abstracta e impersonal, pero alguna vez este odio se vuelve concreto y encarna en seres vivos, que caminan y comen, que se vengan y torturan porque así se lo ordena la clase, así se lo ordena un dios misterioso que gobierna. Y ese odio pega con furia y con pasión pero al mismo tiempo de una manera indiferente o que se antoja así por lo repetida y lo capaz de la eternidad; siempre tiene algo de muralla china, construyéndose paso a paso, día por día, sin descanso y resulta imposible imaginar cómo es verdaderamente. Ahí los aguardaba ese odio; algún debían encontrarlo, vivo y presente, y ese día había llegado.

Los muros de agua, José Revueltas

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