Leído 18 julio 13
El ojo de Japeto había guiñado, como si quisiera quitarse una mota de polvo. David Bowman tuvo el tiempo justo para una frase cortada, que los hombres que esperaban en el Control de la Misión, a mil quinientos millones de kilómetros de allí, no habrían de olvidar jamás en el futuro:
–¡El objeto es hueco… y sigue y sigue… y… oh, Dios mío: está lleno de estrellas!
Una odisea espacial 2001, Arthur C. Clarke
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