leíudo 27 marzo 13
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c) el conocimiento de que los buses son inflamables, sobre todo si se les ayuda con una mezcla de gasolina y aceite en el interior de una botella arrojadiza y dotada de una mecha de trapo encendida con oportunidad
II
Será idealista quien defina a un bus como un vehículo automotor dotado de asientos para transportar pasajeros.
Será materialista quien se niegue a definir al bus en general y aclare en su definición que todo depende de si se trata de un bues en el sistema capitalista o de un bus en el sistema socialista. Y de ahí pase a definir el bus en el sistema capitalista como un vehículo automotor dotado de asientos para transportar pasajeros, que sirve para que su propietario obtenga beneficios económicos en forma de ganancias y a partir de la explotación de los usuarios y de los trabajadores que mantienen funcionando dicho bus.
La prueba de que la definición del materialista es la correcta se da en la práctica; madre de la verdad: en el sistema capitalista, salvo alguna excepción que confirmaría la regla general, un bus que no produce ganancias a su propietario deja de transportar lo que transportaba en menos que canta un gallo.
Este ejemplo no sólo tiende a justificar la reacción popular contra los buses (incendios, asaltos, rupturas de asiento, etc.) que hemos visto en San Salvador y algunas ciudades del interior del país en los últimos días (ya que tal reacción es moralmente válida aunque sea sólo porque al pueblo se le han definido los buses con la definición idealista, lo cual constituye una estafa) sino que asimismo atiende al carácter desnaturalizador que el capitalismo ejerce sobre las cosas y sus usos humanos.
Roque Dalton, en Dos poemas sobre buses urbanos, que se localiza en el libro: Poemas clandestinos
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