Leído 8 febrero 13
El guión es lúgubre y la lógica histórica que lo conforma, produce alarma. Tal escenario no tiene la intención de provocar desesperación o cinismo; en lugar de eso señala la necesidad de organizarse colectivamente y de combatir más duro.
También implica que la lucha será larga y ardua y que con el tiempo las semillas de la nueva sociedad puedan o no florecer. En otras palabras, uno tiene que luchar en contra del nuevo autoritarismo y esperar que ese esfuerzo sea recompensado en el futuro. La dialéctica entre la realidad y la promesa no puede eludirse, sólo puede ser ignorada, y esto por aquellos que tienen el poder político y económico para cerrar sus puertas y esconderse de la carnicería que ellos producen, pero que de hecho nunca ven o tocan. Ésta es la época de los asesinos limpios.
En el prefacio de Teoría y resistencia en educación, Henry Giroux
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