Leído 12 marzo 13
Es frecuente que, en esta visión (representación del adulto de la heteronomía hegemónica del status quo), los adultos se refugien en la categoría de experiencia –como conocimiento acumulado a lo largo del tiempo– y, bajo este ámbito, la palabra más pronunciada es el "no". El adulto se pone en el lugar de "la" experiencia y desde ahí prohíbe, aconseja y, en el menos frecuente de los casos, autoriza. Enfáticamente dice Benjamín:
[…] la máscara de los adultos es la experiencia. Es una máscara inexpresiva, impenetrable siempre igual a sí misma… Sí, así viven los adultos, siempre es lo mismo, nunca es los otros: vida sin sentido. Pura brutalidad. […] como los adultos jamás elevan los ojos hacia la grandeza y plenitud de sentido, su experiencia se convierte en el evangelio de los filisteos y los hace portavoces de la trivialidad de la vida.
Bustelo, El recreo de la infancia
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