sábado, 7 de marzo de 2015

El corazón es noble

7 febrero 15

Para definir la dirección en la que queremos ver el cambio de nuestra sociedad, necesitamos estar dispuestos a poner en tela de juicio las ideas dominantes de lo que constituye el progreso social. Tengo alguna experiencia personal que compartir con vosotros a este respecto. Desde la perspectiva de los chinos, relativamente desarrollados en nuestro mundo oriental, las personas que viven en la parte remota del Tíbet donde yo nací son consideradas generalmente “atrasadas”. Se nos tiene por fracasados, y es cierto que no disponemos de tiendas de comestibles ni fábricas. Pero ahora que he podido conocer el “mundo desarrollado”, cuando recuerdo esa manera de vivir me pregunto si estamos realmente tan atrasados. Trabajamos lo suficiente para tener alimento y abrigo, para satisfacer nuestras necesidades básicas, y no nos precupamos por todo lo que no tenemos. Según mi propia experiencia, en mi aislada región del Tíbet la gente tiene lo que necesita, y es feliz.
Esto me lleva a preguntar: por lo que se refiere a la satisfacción en la vida, ¿no será el mundo desarrollado el que anda a la zaga, detrás de las sociedades tradicionales como la comunidad nómada en la que nací? Las personas que incialmente dejaron el Tíbet como refugiados y se encontraron con el mundo moderno, eran relativamente simples, sencillas y de buen corazón, pero se las despreciaba porque no encajaban en ese mundo. Parece que en las sociedades “avanzadas”, cuando menos sencillo eres -cuanto más listo o más manipulador-, mejor encajas e incluso más fácilmente alcanzas la cima. Tenemos que cuestionar la cordura de este sistema. Si lograr el acceso a más recursos materiales se considera un progreso, me parece que todo está completamente al revés.


17° Karmapa, Ogyen Trinley Dorje, El Corazón es Noble.

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