sábado, 7 de marzo de 2015

Olalla

Leído 5 febrero 14

—Y, sin embargo, has vivido en el mundo —continuó ella—. Eres un hombre sensato y prudente, y yo no soy más que una niña. Perdóname que aparente enseñarte quien es más ignorante que los árboles de las montañas, pero los que saben muchas cosas no hacen sino rascar la superficie del conocimiento; entienden las leyes, asumen la dignidad de su propósito..., pero el horror de la realidad se esfuma en su memoria. Somos nosotros los que nos quedamos en casa en compañía del mal, los que recordamos, sentimos el aviso y tenemos compasión. Vete, vete cuanto antes y no me olvides; así podré seguir en un rincón de tu memoria, y esa vida será tan mía como la que llevo en este cuerpo.


Olalla, R.L. Stevenson

No hay comentarios:

Publicar un comentario