sábado, 7 de marzo de 2015

La alegría de la vida

Leído 5 junio 14


Cuando comencé a enseñar, observé que muchos estudiantes que apenas se iniciaban en la práctica de la meditación solían ponerse metas poco realistas. Sentían que para meditar tenían que sentarse en una postura perfecta por el mayor tiempo posible, así que se sentaban y trataban de inducirse a meditar, empeñados en lograr un estado de serenidad. Esto puede funcionar por unos segundos y sí es posible llegar a sentir alguna calma, pero la mente siempre está en movimiento, siempre está procesando nuevas ideas, nuevas percepciones y nuevas sensaciones. Ese es su oficio. La meditación tiene que ver con aprender a trabajar con la mente tal como es, no con tratar de forzarla en algún tipo de camisa de fuerza budista.

La alegría de la vida, 
Yongey Minyur Rinpoche

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